PERIODISMO POLÍTICO

sábado, abril 22, 2006

EN LA MIRA División y desacuerdos


EN LA MIRA

Daniela Fiorito
danielafioritos@hotmail.com

División y desacuerdos

Es un hecho que la oposición carece de un centro de dirección política, y mucho menos de estrategias bien definidas para derrotar al señor que gobierna Miraflores.
Su fragmentación y la experiencia de fracaso de la Coordinadora Democrática, según las voces que se oyen en las calles, la han dejado sin un escenario específico a seguir, e incluso, han reducido la capacidad intelectual para crear un pensamiento político superior.
Y la verdad es que hasta el momento, apenas pueden establecer alianzas electorales y acuerdos sobre temas específicos.
En otras palabras, no existe un planteamiento alternativo que el país pueda vislumbrar y manejar con la certeza de saber de qué manera serían resueltos los problemas por la oposición.
Ésta, es una de las carencias más peligrosas porque los deja sin opciones para enfrentar a Chávez y su paquete de dinamita ideológica de diciembre.
Es por ello que en la confrontación política habitual con las majestuosas alocuciones del Presidente o las barbaridades gubernamentales, las respuestas que la oposición viene dando estén contextualizadas al azar, sin un pensamiento coherente que le diga al país cómo gobernar.
También es inconcebible que los voceros de este sector se contradigan públicamente, lo que siembra dudas respecto a la consistencia de la alianza y dejando ver que el egoísmo sigue marcando la pauta de los políticos que adversan al régimen.
Además, esa otra oposición, la civil y ciudadana, está consciente que los actores políticos son partidistas cegados por el oportunismo, blandos en sus intenciones de lucha y muy pobres tanto en la teoría como en la práctica del poder.
Los venezolanos están en todo su derecho de exigirles firmeza en la propuesta electoral, en el discurso político, así como temple frente a un Consejo Nacional Electoral que obviamente está bajo las órdenes de Chávez y sus caprichos.
Ahora, es cierto que se han esforzado para lograr unidad, pero el silencio, la abstención y el sentimiento de dudas y decepción frente a un verdadero liderazgo, probablemente complicarán el escenario político para el tres de diciembre.
Por otra parte, si es verdad que el tiempo no alcanza para esperar a que alguna de las fuerzas en conflicto en el seno de la oposición logre una hegemonía en cuanto a ir a votar o abstenerse, entonces habría que repensar todo lo que hay que hacer.
El primer paso es dotarse de tolerancia para que se reconozcan legítimamente, y a partir de allí, crear las condiciones para que surja un hecho político superior, capaz de tener verdaderas convicciones y de dejar atrás los pequeños proyectos.
Para dotar a la oposición de esa visión estratégica que pueda ser concebida por la población como un amplísimo proyecto, se deben plantear cambios profundos y renovaciones de la sociedad venezolana.
Claro está, con la condición de que el foco de atención sean los sectores más pobres, y esto implicaría muchas cosas, pero una de ellas es que tanto los partidos políticos como la ciudadanía demuestren interés y madurez en cambiar el rumbo del país.
Se trata de construir políticas capaces de impactar y movilizar fuerzas, no sólo para derrotar un gobierno, sino también para crear contrapesos sólidos frente a la implacable dinámica autocrática.
Todavía queda mucho por hacer. El venezolano es capaz de sobrevivir a las adversidades y la mayoría de ellos están dispuestos a dejarse convencer por una propuesta seria por parte de la oposición, lo que hace falta es consistencia y solidez en los planteamientos.