PERIODISMO POLÍTICO

viernes, abril 28, 2006

EN LA MIRA

EN LA MIRA

Daniela Fiorito
danielafioritos@hotmail.com

Tiempos de guerra

¿Cuántos planes de seguridad se seguirán anunciando en este gobierno que nunca terminan de arrancar?, ¿Cuándo se darán cuenta que los venezolanos vivimos perseguidos por el hampa?
Lamentablemente se ha llegado a un punto en el que ya nadie puede confiar ni siquiera en los uniformados que integran los cuerpos policiales. El propio fiscal general de la República se atreve a declarar que cuando ve una alcabala móvil se detiene con prudencia, hasta saber si son o no policías. Qué esperanza para los demás que habitamos esta patria.
La triste realidad que se ha hecho presente en estas últimas semanas es imposible ignorarla. El asesinato del empresario Sindoni, el crimen de los hermanos Faddoul y Miguel Rivas, el disparo que acabó con la vida de Jorge Aguirre y el asesinato del escolta del alcalde Leopoldo López, son expresiones de un mal que se apoderó del país.
Y todo esto bajo la protección de una impunidad alimentada desde Miraflores para nutrir de más odio la división del país en dos bandos que ya son enemigos a muerte.
Mientras el Presidente y sus seguidores se ocupan de la “guerra” contra el imperialismo y se preocupan más de cómo fastidiar a los gringos, derrochando el dinero del pueblo en la compra de armas, existen policías mal pagados y mal entrenados, y que no se seleccionan con reglas estrictas a sus integrantes y muchos de ellos terminan convertidos en delincuentes peores que aquellos a los que supuestamente deberían combatir.
Los venezolanos estamos convencidos de que merecemos una vida mejor. No podemos educar a nuestros hijos con un gobierno que se pudre en la corrupción y colapsa por su ineficiencia.
Venezuela merece algo mucho mejor y así lo han expresado los jóvenes de todo el país.
El asesinato de los niños Faddoul no puede quedar en la historia de los crímenes no resueltos que se han hecho comunes en esta revolución.
Difícilmente alguien se cree la versión de que el asesinato del escolta de Leopoldo López, fue para robarle su vehículo porque ni siquiera cruzaron media palabra los asesinos y el policía, fueron directo a él y le dispararon.
Y la muerte de Sindoni no se puede sepultar en el silencio que siempre esconde la incompetencia o la complicidad.
La crisis que se vive en la actualidad abarca al sistema judicial y al estamento policial. Los malandros gobiernan las calles y los ciudadanos simplemente se deben encomendar a Dios, porque con esta quinta república nunca estarán protegidos.